El cubano Osmar Laffita Rojas afirma que "en Cuba existe una original cohabitación de la economía formal (las actividades económicas propias del Estado) con la economía informal o mercado negro". Según Osmar Laffita Rojas, en la antillana Cuba existen actualmente "millares de trabajadores privados, poseedores de licencias que los autorizan a vender en la vía pública (…), que pagan la seguridad social y reciben gratuitamente los servicios de educación y salud".
En los datos que genera la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) de Cuba, encontramos que para el año 2014 el ingreso promedio mensual de los trabajadores cubanos al servicio del Estado y en empresas mixtas, alcanzaba alrededor de los 24,33 dólares estadounidenses. Para Osmar Laffita Rojas, tal nivel de ingreso es el causante de un éxodo de trabajadores de la burocracia cubana a la economía sumergida o informal. Esa economía informal se legitimó a partir de la caída de la antigua URSS, cuando el 8 de septiembre de 1993 a través de la LEY N° 141 de la República de Cuba, se autorizó el desempeño de 117 actividades privadas o "trabajos por cuenta propia", para lo cual había que sacar licencias y pagar mensualmente el impuesto correspondiente.
En el informe central al VII CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA, se presentó un balance sobre el "trabajo por cuenta propia" o deactividades privadas controladas por el Estado cubano: "Ha proseguido la ampliación del sector no estatal de la economía, en tanto el empleo estatal se reduce del 81,2% en el 2010 a 70,8 en el 2015. Algo más de medio millón de cubanos están registrados como trabajadores por cuenta propia, prestan servicios y generan producciones muy necesarias [en] una atmósfera que no discrimina ni estigmatiza el trabajo por cuenta propia debidamente autorizado; (…) se han presentado manifestaciones de corrupción e ilegalidades, (…) como es el caso (…) de conductas evasoras del pago de tributos y el ejercicio ilegal de actividades no permitidas. El trabajo por cuenta propia y la microempresa privada no son antisocialistas. La mayoría de los que allí trabajan son revolucionarios. El desarrollo del trabajo por cuenta propia y la contratación de fuerza de trabajo han conllevado al surgimiento de pequeñas empresas sin una personalidad jurídica correcta."
Algunos investigadores concluyen que el trabajo de los trabajadores cubanos por cuenta propia, es una fuente significativa para la acumulación de riqueza del modelo económico-financiero de Cuba. Otros asumen la tesis de que el "trabajo por cuenta propia" es una parte del plusvalor de la Cuba socialista del siglo XXI. El Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana define como trabajo individualizado o por cuenta propia a "todas aquellas actividades desarrolladas por agentes económicos, fuera de los dos sectores sociales fundamentales de la economía socialista, es decir, el sector estatal y el cooperativo". El "trabajo por cuenta propia" es inherente al sector privado autóctono y bajo un estricto control del Estado cubano, excluyéndose de esa categoría al trabajo para las empresas mixtas (formadas con capital extranjero en asociación con el Estado cubano) y a la actividad laboral del campesinado cubano.
El "trabajo por cuenta propia" o actividad privada a la cubana, en la Venezuela actual es la categoría sociopolítica y económica conocida como bachaquerismo en todos los sectores (industria, comercio, servicios, banca y finanzas) y niveles (lumpenproletariado, lumpenburguesía y plutocracia). La diferencia es que en Venezuela esa variedad de "trabajo por cuenta propia", el bachaquerismo, no ha sido legalizada "por ahora" para que el Estado venezolano usufructúe del plusvalor inherente a esa modalidad. El "por ahora" no es una ironía, en virtud a que Didio Quintana Mendoza, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (INIE) de Cuba, en un estudio intitulado: "El sector informal urbano en Cuba: Algunos elementos para su caracterización"; recomienda que con "la apertura y extensión de las actividades por Cuenta Propia, [se] comienza a disminuir la economía sumergida, y se produce una evolución de lo ilegal a lo legal".
Adicional a la distorsión económica que genera la regulación esclavista de la fuerza laboral a través de la figura legalizada del "trabajo por cuenta propia", sea en una economía socialista o en una economía capitalista o de mercado (en el mundo capitalista la mayoría son trabajadores por cuenta propia, sin una seguridad social real y tratados como un inhumano factor de producción más); la mayoría de los economistas señalan al sistema de doble moneda o bimonetarismo de Cuba como otro de los mecanismos financieros que soporta a la hacienda de la Cuba socialista del siglo XXI.
Jesús García de las Bayonas Delgado, activista europeo de la organización Izquierda Anticapitalista (IA), en una investigación sobre los "peligros, retos y errores de la revolución cubana", indica que "el simple hecho de que haya dos monedas en circulación en Cuba", ocasiona "una diferencia social tan abrumadora entre quienes tienen acceso a ellas mediante algún medio, lícito o ilícito, y quiénes no". Sin embargo, Jesús García de las Bayonas Delgado considera que "no habría ningún problema en que hubiera dos monedas en circulación si los salarios estatales pagados en peso nacional, alcanzasen a cubrir las necesidades de la gente, o si el trabajar más y mejor fuese una manera de obtener mayores ingresos individuales, pero esto es algo que de momento no sucede [en Cuba]".
La percepción generalizada en la Cuba de hoy es que el peso cubano no vale absolutamente nada. Jesús García de las Bayonas Delgado reseña que: "En las tiendas recuperadoras de divisas (o TDR como se conocen popularmente en Cuba) del Estado cubano, impera el sobre precio. En la mayoría de los casos se trata de equipos de música, bicicletas, artículos de ferretería, aunque también algo de ropa y de calzado. A través de las TDR, el Estado cubano lo que hace es gravar fiscalmente toda una serie de ingresos que provienen en muchos casos de las remesas de familiares recibidas desde el exterior o del trabajo por cuenta propia no registrados, sobre las cuales es difícil establecer un control fiscal, excepto éste que es indirecto pero eficaz". Se podría inferir que en parte son los "nuevos ricos cubanos" del "trabajo por cuenta propia", los que financian el presupuesto nacional de la Cuba socia de los Estados Unidos de Barack Hussein Obama.
Las monedas a las que nos referimos ut supra, son: el peso cubano (CUP:Cuban Peso) y la divisa cubana convertible (CUC: Cuban Convertible), circulan en Cuba desde 1994. El CUC desde su creación está en paridad con respecto al dólar estadounidense (USD). Si alguien quiere comprar un CUC, deberá pagar 25 CUP, pero al venderlo solo recibirá 24. "La dualidad monetaria dividió la economía en dos segmentos no siempre conectados", refiere Mauricio Miranda Parrondo, profesor de origen cubano que labora en la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia. Para Mauricio Miranda Parrondo, esto derivó en "una inversión de la pirámide social". En la opinión de Mauricio Miranda Parrondo, "arriba quedaron los trabajadores por cuenta propia y en la base un amplio sector de la población, ganando bajísimos salarios en [la] moneda nacional [de Cuba]".
El VI CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA celebrado en 2011, aprobó el LINEAMIENTO NÚMERO 55, que delinea la estrategia para poner en vigor "las medidas que conducirán a la unificación monetaria y cambiaria" para derogar el bimonetarismo. Con esta decisión, el gobierno cubano busca "la solución de un conjunto de problemas existentes en la economía" desde que se instauró el bimonetarismo en 1994.
Sin quizás percatarse de la nueva realidad cubana a partir del LINEAMIENTO NÚMERO 55 del VI CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA, el presidente Nicolás Maduro adopta legalmente en el primer trimestre del año 2016, el bimonetarismo de la Cuba de "finales" de la Guerra Fría; estableciendo una divisa convertible de uso exclusivo para el Estado venezolano y las empresas privadas importadoras de ciertos productos. Esa divisa convertible es la que se denomina DIPRO (tipo de cambio protegido) y una cuasi-moneda nacional oficial fluctuante pero escasa, que lleva por nombre DICOM (tipo de cambio complementario flotante de mercado). El DIPRO no está en paridad con respecto al dólar estadounidense. El DICOM equivale a aproximadamente treinta y ocho unidades DIPRO a la fecha 29 de abril de 2016, superando con creces la proporción actual de uno a veinticinco entre el CUP y el CUC de Cuba.
Con una base de cálculo homologada, se determina que el salario mínimo de un trabajador venezolano por mes en la actualidad equivale a no más de 30,60 dólares estadounidenses. Hoy en día, más de un cincuenta por ciento de los trabajadores venezolanos se sitúan un 49 % por debajo del umbral de pobreza (el Banco Mundial usa el indicador de 2 dólares estadounidenses de ingreso al día como umbral de pobreza). Se espera que Venezuela no legalice y legitime el bachaquerismo a la criolla o el "trabajo por cuenta propia" cubano. El "trabajo por cuenta propia" o actividad privada y el bachaquerismo, tiene una similitud con el Rat Race (remuneración del trabajo y ganancia de las empresas en un marco de guerra económica permanente) de los Estados Unidos. Proyectando la propuesta teórica de Carlos Marx, él plusvalor del "trabajo por cuenta propia" o actividad privada, se materializa también en el Estado socialista a la cubana.
El bimonetarismo como "solución sub-óptima" ya legalizada por el gobierno del presidente Nicolás Maduro desde el 10 de marzo de 2016 (CONVENIO CAMBIARIO N° 35 publicado en la GACETA OFICIAL Nº 40.865 del 9 de marzo de 2016), siguiendo las teorías de algún docto de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela y al sistema demodé de la Cuba socialista de los siglos XX y XXI; no es el modelo económico-financiero que proporciona o generará felicidad social e individual a los venezolanos y venezolanas, ni potenciará en lo económico, social, político, militar y geoespacial a la República Bolivariana de Venezuela por la cual se convirtió en mártir Hugo Rafael Chávez Frías.